3.06.2011

Cada Noche

Ella quitaba lentamente el listón que sostenía su vestido.
Su mirada dulce combinaba perfectamente 
con la sensualidad lenta de sus manos juguetonas;
bailaban y saltaban de su cuerpo al mío,
con caricias y una sonrisa traviesa, insinuante.

Yo la amaba, la admiraba, era mi diosa 
y mis ojos amaban observarla sin perder ningún detalle,
la toqué toda con mi mirada, 
toda su imagen exquisita, 
hasta el último cabello suyo, que ella tanto odiaba.

Ella es perfecta.
Es mi niña mujer.

Ella, ahí de pie siendo intocable, una reliquia; 
siendo un cometa inalcanzable, 
ella, a la que sólo me permito observar 
y mis labios ansiosos de rozarle, sentirla. 
Mi cuerpo que quiere beberla completa y tierna.

Pienso muchas cosas, 
apuesto a que si me viera en estos momentos, 
me calificaría como un pobre estúpido petrificado.

Al par en que pienso en mi estupidez, 
ella lentamente se acerca, con esa cadencia tan suya, 
pero con un toque de romance secreto.

Yo veo esa silueta, gracias a la poca luz que necesitamos; 
en ése ambiente neón mi cuerpo tartamudea a cada paso suyo, 
a pesar de ser distancia corta, son pasos eternos.

Ella bella, 
presumiendo el semblante de su cuerpo 
y yo no sé qué hacer más que amarla. 
Me hinco ante ella, tomo su mano y le dejo en el más tierno beso mi vida, 
un beso sencillo y medio largo, 
lo suficiente para estremecerme todo al sentirla en esa pequeña área; 
sólo su mano tan suave, tan de ella.

He tocado y hasta besado a mi estrella, a mi deidad, 
pero ella me regala una caricia en mi rostro; 
ella baja de su reino y mira a este mortal que la ama tanto; 
mueve sus labios sin parar ni un segundo de sonreírme y se va acercando. 
Su clara piel ilumina mi atmósfera.

Ella se aproxima,
y parece como si empezara a escuchar una única melodía, 
con el ritmo de mi corazón y el canto de nuestras respiraciones cómplices.

Al carajo con el tiempo lento y las ansias inmensas. La amo.

La duda me domina, torpe, no se qué hacer. 
Entendida, ella lo soluciona todo con un tranquilo beso, 
llegando a ser de repente la única respuesta a todas las preguntas de mi vida, 
en mis labios.

Y mi cuerpo empieza a responder.
En ese profundo beso tomo su rostro y acaricio su cabello, ése que odia tanto.

Es tan hermosa.
La beso, mientras mis manos también lo hacen simultáneamente, 
en sus hombros y cuello.
Poco a poco nos envolvemos. 
Siento sus manos bailando en mi pecho con mi ropa como bóveda, 
suaves caricias de ella.

Nuestros rostros no se separan ningún instante, 
a veces cruzamos miradas con los ojos, 
pero sé que siempre con el alma.

Mis manos se aventuran a su desnuda espalda 
y yo siento la brisa en ausencia de mi camisa, 
lentamente, no dejo de sentirla.

Ella sonríe: tierna y atrevida.
De pronto nos miramos, y yo con toda esta pasión, 
le hago el amor en esa mirada eterna e instantánea. 

En esos sus ojos tan grandes, 
tan brillantes que resaltan por unas cejas pobladas y elegantes, 
tan perfecta con rostro de niña, contorneado, liso, suave, terso; 
con esas líneas que se marcan cuando ríe cada una, yo la amo.

La miro, ella me contempla y sus ojos acarician mi rostro, detalladamente.
La admiro, en sus estelas moviéndose lento de un lado a otro, 
como si grabaran cada relieve mío, 
desnudándome meticulosa. 

Yo pienso besarla y ella toma ventaja con mi rosto;
juguetea con mi barba dispareja y acaricia mis labios.
Sin pensarlo, arrebato sutilmente su mano y enseguida la beso,
con un frenesí que nos tira a la alfombra, 
abrazados, aferrados, amándonos. 

Ella toma mi cabello y yo su cuerpo que ya había besado con mi mirada. 
Nuestras luces se apagan; 
su silueta se dibuja en mi mente en cada caricia, 
en cada deslice de mis manos. 
Le estoy amando en cada poro.

Y ahora no veo nada, ni si quiera mis manos con su silueta; 
sólo puedo oler su piel fresca pegada a la mía, 
en la que puedo saber que toda su esencia y la mía, 
están creando todo aquello a lo que los demás llaman amor, pasión, deseo.

Sensaciones que se desvanecen, 
sensaciones que se me escapan...
sensaciones que ya no tengo al despertar cada mañana. 
Como siempre.

2 comentarios:

Cristina Dreamyevich dijo...

perversoooo ;P

Yessica Miguel Chávez dijo...

Ea ea mujer, que bueno que lo terminaste, y que bien te quedo :D, te admiro muchísimo.

 
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